O mejor dicho, con las campanas de las iglesias hemos topado amigo Sancho.
Y es que cierto partido político de la Ciudad Natal de Cervantes ha propuesto, y cito literalmente, que las campanas de las iglesias no suenen tan temprano, como una de las medidas para reducir la contaminación acústica del casco histórico de dicha ciudad.
Y aunque parece algo para tomarse a bromas, os aseguro que ya viví una experiencia parecida en Egipto, cuando todas las mañanas me despertaba un almuecín con su llamada a la primera oración (que según el Corán debe ser antes de la salida de sol), previamente amplificada por un gran megáfono, y os prometo que la situación puede llegar a ser estresante.
Pero como ya dijo el sabio, "dinero pa comé no habrá, pero pa tontás...."
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