
Eso, o pretende enseñar a los infantes las virtudes del "trenesito sersuarrr" :P
Vía: Neatorama
Las mutaciones genéticas responsables del color de pelo indican que los primeros rubios fueron los hombres de Neandertal, no los Homo Sapiens. El gen del pelo rubio apareció en algún momento de la glaciación Würm, tal vez como respuesta a la relativa falta de luz solar durante la era glacial.[...]
Los Neandertales tenía un cerebro una quinta parte más grande que el nuestro.[...] Eran más altos que nosotros, más fuertes y sin duda más inteligentes.[...] Eran intelectualmente superiores y tenían mejor aspecto. Eran rubios, tenían los pómulos prominentes y las facciones muy marcadas; debían tener aspecto de supermodelos.
[...] En algún momento las mujeres Neandertales se apiadaron de los enclenques hombres de Cromañon y se cruzaron con ellos.[...] Tenemos la suerte de llevar los genes de los rubios Neandertales.
[...] El considerar estúpidos a los rubios es un prejuicio que los morenos ingeniaron para desviar la atención del verdadero problema a escala mundial: los defectos de los morenos. Confeccionando un listado de las personas más estúpidas de la historia se llegará a la conclusión de que todas son morenas.[...]
-¡No pienso montar en una alfombra mágica! -siseó Rincewind-. ¡Me dan miedo los suelos!
-Querrás decir las alturas -replicó Conina.
-¡Sé muy bien lo que quiero decir! ¡Lo que te matan son los suelos!
Según "La historia del otro Rey Mago" de Henry Van Dyke, los tres
Reyes Magos no tuvieron dificultad alguna para llegar a Belén; sin
embargo el cuarto, Artabán, sólo tuvo problemas.
Artabán era un hombre rico y culto, estudioso de la astronomía y física. En el estudio de las estrellas había encontrado la señal: "El hijo de Dios estaba por nacer", así que planeó encontrarse con los tres Reyes Magos para adorar al niño Jesús.
Vendió todas sus pertenencias para organizar su viaje y adquirir los presentes que le llevaría a ese niño. Su actitud causaba gran admiración, ya que su único interés en la vida era conocer y llevarle tres regalos valiosos a Jesús. Un zafiro, un rubí y una perla son las joyas que adquirió.
No era fácil emprender un viaje tan largo por lugares extraños y peligrosos, así que para Artabán no era sencillo encontrar quién lo acompañara. Su padre apoyó sus planes, le puso a su disposición a un esclavo llamado Beor, al cual le dijo: "Si regresas a mi hijo con vida, te doy tu libertad". Así vio partir a Artabán, dándole su bendición.
Artabán había acordado reunirse con los otros Reyes Magos. Sin embargo, no lo logró, ya que durante el trayecto tuvo muchos contratiempos.
En primer lugar encontró a un exiliado hebreo enfermo, solo y muriéndose en el desierto. Lleno de compasión, Artabán se detiene y atiende al enfermo. Esta demora ocasiona que falte a su cita con los otros Reyes Magos y, en consecuencia, no está presente en el pesebre aquella primera Navidad llena de magia.
Sin embargo, él sigue viajando.
Poco después entrega uno de los regalos que eran para el Niño recién nacido para salvar la vida de otra criatura que, de acuerdo con el decreto de Herodes, fue condenada a morir.
Al continuar su recorrido, se encontraron con una caravana que trataba de cruzar el desierto. Artabán, con su gran corazón, no podía rechazar la necesidad de ayudar al prójimo, les regaló el zafiro para conseguir alimento, medicinas, ropa. Dedicó años de su vida a curar a los enfermos y reconfortar a los abandonados. Beor renegaba, ya que algunos de estos enfermos tenían lepra. Y entre enojos no lograba entender por qué su amo se desprendía de una de las valiosas joyas, tan sólo por ayudar a unos desconocidos.
Al final de la historia Artabán está desesperado y cansadísimo. Comprende que ha dedicado treinta y tres años a la búsqueda y que al final se encuentra solo en el Gólgota.
Aquí descubre que el Hijo de Dios, a quien se dedicó a buscar muchos años antes, ha sido condenado a morir en la cruz. De inmediato piensa en su última posesión, una perla. Está seguro de que ésta comprará la libertad de Cristo. Pero aún en el camino hacia el lugar encuentra a una mujer que está siendo amenazada con golpearla y aún, matarla si no paga las deudas de su padre. Una vez más Artabán ofrece la perla, su
última posesión, a cambio de la vida de la mujer.
Ya sin dinero y sin regalos Artabán y Beor deambulaban de pueblo en pueblo y llegaron a Jerusalén en las fiestas de Pascua. Oyeron hablar del maestro Nazareno y de una celebración que tendría con sus seguidores. A toda prisa y con el corazón latiendo, se encaminan a la casa donde se celebraba la cena pascual. Pero llegaron demasiado
tarde, pues Jesús y sus discípulos ya habían abandonado el lugar.
Alguien les sugiere que lo buscarán en el Monte de los Olivos. Al llegar ahí, se encontraron con un hombre llamado Pedro. Beor le pregunta: "¿Eras tú el que acompañaba al Maestro?", y él contestó: "Yo, ni siquiera lo conozco". En eso, se escuchó el canto de un gallo. Y Pedro rompió en lagrimas.
Ahora realmente no le queda nada. Todo lo que tuvo la intención de entregar en adoración lo ha dado al servicio de la humanidad.
Para aumentar sus tribulaciones, Artabán recibe el golpe de una piedra que cae de una estructura que se estaba derrumbando debido al terremoto que acompañó a la crucifixión.
Está seguro de que morirá sin ver jamás a su Señor. Pero mientras yace sangrando y moribundo, escucha una débil voz desde muy lejos.
- En verdad os digo, todo lo que habéis hecho al más pequeño de mis hermanos, lo habéis hecho conmigo.
Al oír esto Artabán, el cuarto Rey Mago, muere feliz sabiendo que sus
regalos sí fueron recibidos por su Señor...
NO SE ASUSTE
El volar es un arte o, mejor dicho, un don.
El don consiste en aprender a tirarse al suelo y fallar.
Elija un día que haga bueno -sugiere- e inténtelo.
La primera parte es fácil.
Lo único que se necesita es simplemente la habilidad de tirarse hacia adelante con todo el peso del cuerpo, y buena voluntad para que a uno no le importe que duela.
Es decir, dolerá si no se logra evitar el suelo.
La mayoría de la gente no consigue evitar el suelo, y si de verdad lo intenta como es debido, lo más probable es que no logra evitarlo de ninguna manera.
Está claro que la segunda parte, la de evitar el suelo, es la que presenta dificultades.
El primer problema es que hay que evitar el suelo por accidente. No es bueno tratar de evitarlo deliberadamente, porque no se conseguirá. Hay que distraer de golpe la atención con otra cosa cuando se está a medio camino, de manera que ya no se piense en caer, o en el suelo, o en cuánto le va a doler a uno si no logra evitarlo.
Es sumamente difícil distraer la atención de esas tres cosas durante la décima de segundo que uno tiene a su disposición. De ahí que fracasen la mayoría de las personas y que finalmente se sientan decepcionadas de este deporte estimulante y espectacular.
Sin embargo, si se es lo suficientemente afortunado para quedar distraído justo en el momento crucial por, digamos, unas piernas espléndidas (tentáculos, pseudopodia, según el fílum y/o las inclinaciones personales), por una bomba que estalle cerca o por la repentina visión de una especie sumamente rara de escarabajo que se arrastre junto a un hierbajo próximo, entonces, para pasmo propio, se evitará el suelo por completo y uno quedará flotando a pocos centímetros de él en una postura que podría parecer un tanto estúpida.
Es éste un momento de soberbia y delicada concentración.
Oscilar y flotar, flotar y oscilar.
Ignore toda consideración sobre su propio peso y déjese flotar más alto.
No escuche lo que alguien le diga en ese momento, porque es improbable que sea algo de provecho.
-¡Santo Dios, no es posible que estés volando! -es el tipo de comentario que suele hacerse.
Es de importancia vital no creerlo, o ese alguien tendrá razón de pronto.
Flote cada vez más alto.
Intente unos descensos en picado, suaves al principio, luego flote a la deriva sobre las copas de los árboles respirando con normalidad.
NO SALUDE A NADIE.
Cuando haya hecho esto unas cuantas veces, descubrirá que el momento de distracción se logra cada vez con mayor facilidad.
Entonces aprenderá todo tipo de cosas sobre cómo dominar el vuelo, la velocidad, la capacidad de maniobra, y el truco consiste normalmente en no pensar demasiado en lo que uno quiere hacer, sino limitarse a dejar que ocurra como si fuese a suceder de todos modos.
También aprenderá a aterrizar como es debido, algo en que casi con seguridad fracasará, y de mala manera, el primer intento.
Star Wars: Una Nueva esperanzaHarry Potter y la piedra filosofal;sinopsisLuke SkywalkerHarry Potter es un huerfano que vive con sus tios en un remotodesierto, llamado Tatooinesuburbio de Londres.
El es rescatado de losaliensmuggles por el sabio y barbudoBen KenobiHagrid, quien lo convertirá en unCaballero JediMago.BenHagrid revela aLukeHarry que su padre era también unCaballero JediMago, y que fue el mejorpilotojugador de Quidditch que había conocido nunca.LukeHarry también es instruido en el arte de manejar unaespada laservarita mágica como parte del entrenamiento para llegar a ser unJediMago.LukeHarry tiene numerosas aventuras enla galaxiaHogwarts y hace nuevos amigos comoHan SoloRon yla princesa LeiaHermione.
En el transcurso de esas aventuras se proclama como el mejorpiloto de X-Wingbuscador de Quidditch durantela batalla de la Estrella de la Muerteel partido de Quidditch, dando la victoria alos RebeldesGryffindor frente ael malvado ImperioSlytherin.LukeHarry también se encuentra perseguido por la amenazante figura deDarth VaderLord Voldemort, el cual mato asu padresus padres.
Al finalLukeHarry y sus nuevos amigosreciben medallas por su valorganan la Copa de las Casas.
Todo esto mientras suena una banda sonora de John Williams.
Es sabido que existe un número infinito de mundos, secillamente porque hay una cantidad infinita de espacio para que todos se asienten en él. Sin embargo, no todos están habitados. Por tanto, debe haber un número finito de mundos habitados. Un número finito dividido por infinito se aproxima lo suficiente a la nada para que no haya diferencia, de manera que puede afirmarse que la población media de todos los planetas del Universo es cero. De ello se desprende que la población media de todo el Universo es también cero, y que todas las personas con que uno pueda encontrarse de vez en cuando no son más que el producto de una imaginación trastornada.